el día que odié ser mujer.

Confesiones de una mujer que ama serlo.

Mi chica de 15 años jamás se hubiera imaginado las ganas y la fuerza que siento dentro de mi solo por el hecho de ser mujer. Algo que no es fácil de definir por qué es infinito, inmenso e indescriptible.

Debo confesar que hace varios años odiaba ser mujer. Crecí siendo una niña feliz, mimada, consentida y amada. Pero lo que no sabemos las niñas es que a medida que vamos creciendo, el mundo se transforma y nos convence de que tal vez hay algo que no está muy bien en nosotras.

El mundo empezó a cuestionar mis comportamientos, mi forma de decir las cosas, cómo actuaba y sobretodo la forma de mi cuerpo. Llegue al punto de empezar a odiar todo de mí.

Solo una adolescente sabe, lo difícil que es tener que salir a la calle mientras creces, cuando cambia tu cara, la forma de tus piernas, como crecen tus senos, como tus caderas se ensanchan, anunciando que pronto viene una mujer, volviéndote carnada de mentes perversas de bestias que solo quieren devorarte.

Empecé a pensar que la vida era más fácil para los hombres, ellos si podían ser como quisieran, podían hablar fuerte, sentarse mal y hasta orinar de pie. Y me terminé de convencer de ello cuando empecé a sangrar cada mes, el dolor y los cambios de humor jamás tendrían que vivirlo ellos, que afortunados por que la vida siempre es más sencilla, si eres hombre.

Una pequeña mujer que se empieza a enfrentar a un mundo tan hostil y machista, nos convierte en seres vulnerables, nos llena de miedo, nos limita, nos silencia, nos doblega. Qué difícil es venir a un mundo que no fue hecho para nosotras, y sin embargo nos ha tocado cargar con el peso de siglos de expectativas sobre los hombros.

Ser mujer en este mundo, es caminar en una cuerda floja. Es buscar ser valientes así nos consideren frágiles. Es trabajar el doble para demostrar la mitad. Es soñar en grande mientras nos enseñan a conformarnos con menos. Es desafiar un sistema que nos quiere calladas. Es vivir con miedo al salir a las calles y ser cuestionadas por cualquier decisión que tomemos.

Y a pesar de que todo esto me atraviesa por dentro, me he venido transformando en una mujer adulta que poco a poco ha tenido que ignorar al mundo para salvarse a sí misma.

Esta mujer que desde que aprendió a conocerse y a escucharse, descubrió a su mujer salvaje, que quiere abrirse paso en el mundo que le enseño a limitarse, para empezar a hablar fuerte, a actuar con su intuición, a gobernar su propio cuerpo, a explorar su sagrada feminidad y descubrir el poder tan gigante que solo nosotras tenemos.

Una mujer que se ha atrevido a romper las reglas, a decir lo que piensa, a protegerse con recelo, a cuidarse como a nadie, a poner limites claros, a soñar gigante, a enfrentar los miedos y a sentirse completamente poderosa y capaz, así le sigan diciendo que no debe serlo.

En un día donde odie ser mujer, hoy puedo decir que serlo en un mundo de hombres, ha sido lo más maravilloso de esta experiencia terrenal.

Pero esto solo lo entiendes cuando derribas todas las barreras que te ponen desde pequeña, para vivir desde lo que tu corazón desea buscando tu propia libertad. Es ahí cuando te das cuenta de toda la magia que existe en tu cuerpo, en tu mente y tu corazón. Cómo puedes a iluminar los caminos para abrir espacio a las que vienen. Como estas tan repleta de una divinidad infinita, que te permite transformar el curso de la historia y de la naturaleza, desafiando los terroríficos estereotipos, para demostrar que somos más de lo que nos hicieron creer.

Amo ser mujer y honro a todas las mujeres que han sabido escuchar su propio llamado para quemar el mundo que las quiso callar. Gracias por qué sin estas mujeres no podríamos hoy alzar la voz e iluminar este mundo.

LAS AMO MUJERES.

-JJJ

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La lucha continua. Seremos felices el día que ninguna falte, el día que ninguna sea lastimada, el día que todas seamos cuidadas. Mientras tanto, seguimos gritando, soñando y luchando.